NUEVA YORK.-Desde temprano en la tarde del sábado, José Almonte Castillo (Raúl) celebraba con un grupo de amigos, amigas y vecinos de la cuadra de la calle 174 (entre avenidas Audubon y Amesterdam) su cumpleaños 18. Días antes había comprado una motocicleta como un auto regalo de cumpleaños. Cerca de la medianoche invitó a su vecino y amigo Wascar Reynoso de 24 años a que lo acompañara a dar una vuelta.
Partieron a toda velocidad por la avenida Amsterdam y de allí, tomaron la autopista FRD que bordea el río del Este (East River), en la salida de la calle Broad, próximo al Barrio Chino, Raúl que conducía la moto, perdió el control y se estrellaron contra un robusto árbol, quedando semi destrozados sus cuerpos.
El accidente, confirmó la policía, se produjo poco después de la medianoche. Inmediatamente se conoció la trágica noticia, el vecindario se llenó de luto, muchas mujeres lloraban, otras maldecían las motocicletas y muchos comentaban sobre las edades de los fallecidos.
Todavía a eso de las cinco de la mañana, llegaban vecinos y amigos de los jóvenes muertos con flores, velas, velones, frascos de bebidas alcohólicas y cervezas vacíos, cigarros y otras alegorías que colocaban en un improvisado altar frente al edificio 520 donde junto a su madre y dos hermanos, residía Raúl.
Al frente, en el edificio 503, otro altar recuerda la joven vida de Wascar. Entre desgarradores sollozos, las madres de ambos jóvenes, recordaban los consejos que les daban para que no compraran motores ni se pararan en las esquinas.
“Era mi niño, fue mi primer hijo”, declaraba la progenitora de Raúl, siendo consolada por vecinos de la cuadra quienes también deploraban el que la juventud hace caso omiso a los consejos de sus padres y los más viejos, un factor que genera ese tipo de tragedia.
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