El pelotero retirado Roberto Alomar ha intentado arreglar con su aún esposa Maripily Rivera a través de sus abogados para que el divorcio no llegue a ser contencioso, pero la cantidad de dinero ofrecida ha sido insuficiente.
Sin embargo, lejos de mortificarse hasta rabiar, la modelo está tranquila sentada en su casa confiada en que la ley va a fallar a su favor, como ya lo hizo en el caso en que Alomar la acusaba de violencia doméstica y el juez le cerró el caso.
“Como matrimonio sacrifiqué muchas cosas y no me arrepiento porque hice lo que toda mujer debe hacer. Pensé que él iba a valorar la manera como lo defendí y me sacrifique, pero ya Roberto venía con un patrón de maltrato verbal y sicológico, y llega un momento en que tu autoestima baja. Tuve que prapararme para esto porque mi hijo estaba muy apegado a él. Ahora que pague porque no voy arreglar fuera de corte si no me da lo justo, que es lo que estoy pidiendo, la mitad”, dijo la artista vía telefónica desde Tampa.
Lo único que le faltaba a Maripily era su hijo Joe Joe García, y el miércoles lo volverá a tener en sus brazos, aunque no definitivamente porque mientras continúe el litigio del divorcio el niño tendrá que permanecer en la Isla.
“Lo voy a tener que llevar al sicólogo porque no se va a querer despegar de mí otra vez, pero pronto estaremos juntos para siempre. Me voy a dedicar más a él y a mi boutique porque nosotros vivíamos de la tienda y de mis diseños, y con el dinero que me dejó de herencia mi mamá, que me la atropelló un carro en Nueva York, pero que en espíritu nunca se ha separado de mí. A mí nadie me dio nada”.
El jueves Maripily vuelve al tribunal para enfrentarse nuevamente con Alomar. Y la historia continuará.
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