Una mujer se gana la vida matando narcotraficantes en Filipinas


El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, prometió acabar con el narcotráfico y limpiar su país de criminales. Con esas promesa, ganó las elecciones en el mes de mayo y parece que su controvertida campaña contra la droga, criticada fuertemente por organismos internacionales, está sirviendo, no solo a policías, sino a ciudadanos normales para hacerse ricos a costa de los traficantes.

Días después de ser elegido, Duterte ofreció a los oficiales de seguridad recompensas por los cuerpos de los narcotraficantes, una recompensa que se ha extendido a los ciudadanos de a pie que seducidos por el dinero, se han lanzado a las callas a la caza del traficantes.

Es el caso de María (nombre ficticio), una diminuta mujer que ha matado a supuestamente seis narcotraficantes por encargo. “Mi primer asesinato fue hace dos años. Estaba muy asustada y nerviosa porque era mi primera vez", confiesa la mujer que ha contado su historia a la BBC.

En la últimas semana ha matado a otras cinco personas. “Me siento culpable y angustiada. No quiero que las familias de quienes he asesinado vengan por mi”, agregó la joven que forma parte de un grupo que incluye a tres mujeres y su esposo.

María y su marido vienen de un barrio pobre de Manila y no tenía ingresos fijos. Pero esto cambió cuando aceptaron convertirse en asesinos a sueldo. Ahora ganan hasta 20.000 pesos filipinos (340 dólares) por encargo, una fortuna en Filipinas.

María quiere salir de esa situación. Pero no sabe cómo. Los asesinatos por encargo no son nuevos en Filipinas, pero los escuadrones de la muerte nunca habían tenido tanto trabajo como ahora.

Las cifras de Duterte contra el narcotráfico

Detrás de la campaña contra el narcotráfico de Durerte está el Shabú, una droga  que se consume fundamentalmente en Asia. Según los expertos, provoca alucinaciones y psicosis más potentes que los de la heroína o el LSD. La Policía filipina atribuye a la conducta agresiva derivada de su consumo muchos de los asesinatos otros crímenes violentos que cada día se cometen en el país.

Según el presidente, Duterte "es una pandemia" que afecta a millones de sus ciudadanos, pero también un negocio muy rentable. El presidente filipino ha señalado que hay 150 altos funcionarios, oficiales y jueces vinculados con este comercio. Cinco policías generales, aseguró, son los capos del negocio.

Sin embargo,   el blanco de los escuadrones de la muerte son quienes están en los estratos más bajos. Según la policía, más de 1.900 personas han sido asesinadas en incidentes relacionados con las drogas desde que Duterte asumió la presidencia del país el pasado 30 de junio. Pero solo 756 murieron a manos de la policía en operaciones de arresto. (FUENTE: LaInformacion.com)
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