SANTIAGO, R.D. El juez Henry Domínguez del Tribunal de Atención Permanente del Juzgado de la Instrucción del Distrito Judicial de Santiago, impuso tres meses de prisión preventiva a un hombre que abusó sexualmente de su propia hija y de una sobrina suya. Ricardo García Peña, a quien la Procuraduría Fiscal de Santiago le imputa los delitos de agresión sexual, abusó psicológico y actos de barbarie contra su propia hija de 7 años, fue llevado a la cárcel de Rafey, para que cumpla la sanción. El pasado día 2 de julio del presente año, el imputado procedió a darle de tomar a la menor pastillas de estímulo sexual de las denominadas La Pela y posteriormente la violó sexualmente. El violador cometió el mismo hecho en perjuicio de su sobrina de 9 años de edad, quien estaba con su prima.
El Ministerio Público en sus investigaciones ha descubierto que estas acciones delictivas cometidas por García Peña en contra de su hija y su sobrina eran reiteradas. También el agresor amenzaba a la madre y la abuela de la menor si contaban lo sucedido.
Según el informe de las autoridades judiciales dice que éste manipulaba la menor ofreciéndole dinero, bicicleta, además de inducirle varias pastillas para que tuviera deseos sexuales. Sigue diciendo el informe que el imputado le dejaba un pequeño cuchillo a la niña para que se lo clavara a su abuela, con quien la misma vivía en Santiago, y luego se lo clavara a ella misma.
La Fiscalía de Santiago procedió a allanar la residencia del imputado Ricardo García Peña, ubicada en Cabarete, Puerto Plata ocupándole varias pruebas que permitieron someterlo a la justicia tales como: fotografías de la menor debajo de la cama del imputado junto a una bebida vigorizante llamada Power Man, una computadora portátil que contiene varias imágenes de la niña con poses inapropiadas para su edad, entre otras.
La Procuradora Fiscal de Santiago, licenciada Yeni Berenice Reynoso Gómez, expresó que “la Fiscalía perseguirá condena severa para todo aquel que cometa un crimen tan horrible como éste, que atenta contra la integridad física y psicológica de un ser humano tan vulnerable como es un menor de edad, máxime si el agresor es su propio progenitor”.
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