George Castro, de 48 años, fue acusado a finales del año pasado de desviar el dinero a su propia cuenta bancaria y después gastarse parte de los fondos en un vehículo de lujo.
El dominicano, que tiene estudios de ingeniería informática en Estados Unidos, fue acusado de lavado de dinero, posesión de propiedad robada y hurto, según la oficina del procurador del condado de Manhattan.
Castro lleva desde noviembre encerrado en la cárcel de Rikers Island porque no pudo pagar los dos millones de fianza que impuso un juez.
Se esperaba que se radicaran cargos a los otros dos acusados el lunes, pero el abogado de Castro, David Fisher, tenía otro juicio y no pudo comparecer. La audiencia probablemente se realice la próxima semana. Los otros dos acusados no son hispanos y sus nombres sólo se divulgarán el día de la audiencia en la corte.
Castro desvió a su cuenta un total de 56 pagos que la Universidad de Columbia hacía al Hospital Presbiteriano de Nueva York. La cuenta bancaria estaba a nombre de una empresa fundada por Castro, llamada IT & Securities Solutions LLC., con oficinas en Manhattan.
Las autoridades han identificado y confiscado de momento 4,1 millones de dólares de los que presuntamente robó durante dos meses. Antes de su arresto, Castro habría distribuido los cuatro millones de dólares a varias cuentas bancarias y enviado dinero a amigos y familiares.
El dominicano gastó 80.000 dólares en un nuevo Audi Q7 y más de 18.000 en productos Apple. También habría retirado miles de dólares en efectivo en cajeros automáticos.
Fisher no respondió a una llamada de la AP el lunes. El abogado dijo anteriormente que Castro no era un empleado de la Universidad de Columbia.
Las autoridades arrestaron a Castro cuando salía de su casa, en el barrio de El Bronx, y se metía en su nuevo vehículo en noviembre de 2010. Llevaba consigo más de 200.000 dólares en efectivo.
La estafa fue descubierta cuando un empleado de la universidad familiarizado con las cuentas de pagos al hospital presbiteriano — que forma parte de Columbia — se dio cuenta de la irregularidad.
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