Más allá de que la inteligencia artificial sea o no realmente «inteligente» y que haya un exceso de fascinación alrededor de ella, es indudable que aplicaciones como Chat GPT son capaces de hacer algunas cosas que pueden perturbar el mercado laboral.
El hecho de que la IA puede automatizar tareas comunes ciertamente presenta un riesgo para muchos trabajadores. La capacidad superior de computar y procesar información, aunque quizá no de tener penetración compleja de una situación, entendimiento u originalidad, supone también que empleos relacionados a la finanzas, el marketing, el derecho y demás se vean sacudidos por herramientas como ChatGPT.
Según la revista Business Insider (o según el mismo ChatGPT, pues con el tipo de prosa de los medios digitales no es fácil saber si se trata de un robot o de una persona) estos son los diez tipos de empleos que están en mayor riesgo frente al avance de la IA:
Trabajos tecnológicos, como programadores, ingenieros de software y analistas de datos.
Trabajos en los medios, como creadores de contenido, periodistas y publicistas
Asistentes legales
Analistas de mercado
Maestros de diversas áreas
Analistas financieros
Traders financieros
Diseñadores gráficos
Contadores
Agentes de atención al cliente
Otros de los trabajos que quizá estén en riesgo, aunque no en los niveles más altos de desempeño, pueden ser los traductores.
Por supuesto casi todos los puestos de servicio al cliente se verán amenazados, de nuevo, salvo en los niveles altos, en los que el trato humano podrá ser un lujo y requerirá cierta «profesionalización».
Curiosamente los trabajos que menos están riesgo quizá sean los de escritores de literatura y filosofía, pues aunque las capacidades lingüísticas de Chat GPT y otros son impresionantes, no tienen ninguna forma de pensamiento original o critico (al menos por el momento).
Al mismo tiempo, sin embargo, las humanidades enfrentan el problema de que con la tecnologización de todas las cosas, y con los valores utilitarios que predominan en las sociedades contemporáneas, las personas cada vez están menos interesadas en la posible calidad literaria de un texto y en consumir obras de arte en general, conformándose a cambio con el mero entretenimiento.
En este sentido la inteligencia artificial puede crear una nueva dimensión de entretenimiento personalizada que podría ser realmente adictiva (todavía más). Gracias a Pijama Surf.
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