Este martes, el Estadio Olímpico ha sido escenario de uno de los gestos deportivos más conmovedores de los Juegos de Río de Janeiro, cuando dos corredoras demostraron que el compañerismo es más importante que la competencia.
El hecho sucedió durante la clasificación para la final de los 5.000 metros femeninos. La neozelandesa Nikki Hamblin sufrió un tropiezo con otra competidora y el incidente provocó la caída de la estadounidense Abbey D’Agostino.
En lugar de seguir corriendo, como marca la lógica de la competencia, la atleta norteamericana ayudó a que su rival se pusiera de pie para continuar con la carrera.