La absurda cifra que Estados Unidos pagó a Rusia para comprarle Alaska 150 años atrás


Hace exactamente 150 años se producía la transacción más conveniente para los Estados Unidos y la que hace retorcer la consciencia de los más radicalizados nacionalistas rusos: la compra de Alaska por parte del gobierno de Washington a la Rusia zarista.

La venta y transferencia se concretaron entre el 30 de marzo de 1867 y el 27 de julio de 1868, las fechas estipuladas por ambas administraciones para hacer el traspaso formal de esa porción invaluable de tierra, clave para las investigaciones científicas en el Ártico, por sus riquezas naturales y por su posición geopolítica. Sergey Askyonov, el primer ministro de Crimea, es enfático: "Si Rusia tuviera en su poder a Alaska hoy, la posición geopolítica del mundo sería diferente". Ese tipo de lamentos es recurrente cada año que se conmemora la venta.


Los rusos comenzaron a colonizar Alaska en 1784, ubicando estafetas postales, iglesias ortodoxas y prometiendo trabajo a quienes allí se instalaran. Pero casi un siglo después, cuando Gran Bretaña ganó la guerra de Crimea, el zar Alejandro II decidió iniciar un acuerdo antes de que los británicos se anexaran el territorio. Era 1860 y Rusia creyó que podría mantener relaciones más cercanas con los Estados Unidos e irritar a sus otros enemigos.

El gobierno de Washington estuvo de acuerdo con la transacción y creyó que con eso podría evitar que el Reino Unido intentara alguna maniobra para quedarse con una porción de la costa oeste de su país. Además, creían que Alaska podría ser un puente para las relaciones con China, aún un misterio para la mayoría del mundo.

Fue entonces que se decidieron quiénes serían los encargados de las negociaciones y, sobre todo, fijar un precio. William H. Seward, secretario de Estado norteamericano por un lado y Eduard de Stoeckl, ministro ruso para los Estados Unidos, por otro. El precio acordado: 7.200.000 dólares de aquella época, unos 125 millones de dólares actuales.

Las comparaciones son odiosas, pero en ocasiones necesarias para poner en contexto un hecho histórico. Hace dos meses salió a la venta la propiedad más cara de los Estados Unidos en Los Ángeles. Su valor supera por amplio margen lo pagado por Alaska: 250 millones de dólares.

Durante años, sobre todo aquellos en los que la Guerra Fría mostraban los contrastes entre ambas naciones, la maquinaria de propaganda rusa mostraba el pacto como una manera de victimizarse ante el aprovechamiento que sus enemigos habían hecho. Los nacionalistas que añoran otros tiempos y quieren ver a la "Madre Patria" expandirse sienten estos días como un duelo sin resolver. (FUENTE: INFOBAE)
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