Cuando un sobre repleto con 1.000 dólares en efectivo desapareció, Christy y Joe Lawrenson pensaron que alguien había robado en su casa en la Florida, Estados Unidos.
Pero pronto quedó claro que su perro, Tuity, se había dado un costoso almuerzo.
Hace dos semanas, la señora Lawrenson había dejado diez billetes de 100 dólares en el escritorio de su marido, para llevar al banco para el pago de un auto.
Sin embargo, el perro de la pareja, un Labrador Retriever de cuatro años, se los comió primero antes de que los depositaran en el banco.
Cuando miraron en la sala, observaron pedazos de billetes de cien dólares tirados por el suelo. El resto, incluyendo un clip, fue al estómago de Tuity.
Lawrenson decidió dar un poco de peróxido a Tuity, para inducir el vómito, por lo que pudieron recuperar parte del dinero, destrozado.
La pareja envió a la Secretaría de Hacienda una carta explicando lo que sucedió, con la esperanza de que los dólares les sean reembolsados.
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