¿A partir de qué edad nos consideran viejos de verdad?

 


Dicen que una persona es joven mientras se sienta joven. Pero también hay gente que llega a un momento de su vida en el que esta juventud comienza a pesar y ya no está para seguir el ritmo de hace años.

Cuando esta fecha crítica se nos presenta, es cuando nos damos cuenta de que nos vamos haciendo mayores y empezamos a comportarnos como una persona mayor: entramos oficialmente en la vejez . Y no nos estamos refiriendo a esa broma habitual de las redes que empieza diciendo: «Un día eres joven y al día siguiente…».

Cuando asumimos que estamos encarando la recta final

A diferencia de la popular crisis de los 40 y los 50, cuando muchos comienzan a correr o se compran una bici en un intento poco eficaz de combatir el paso del tiempo, cuando se avecinan los 70 o 75 se acerca una línea fronteriza que nos da la bienvenida a la tercera edad.

De todas formas, las personas de edad media que puedan estar leyendo este artículo no deben sufrir. No hay una crisis de los 70 como tal, si juzgamos lo que dicen las expertas del grupo de trabajo de psicología del envejecimiento del Colegio Oficial de Psicología de Catalunya Maria Lluïsa Lozano y Juana del Olmo.

“Eso no ocurre. No hay una crisis como la de los 40 en la que ves que ‘dejas de ser jovencito’”, apunta Lozano a RAC1. “ Una persona se da cuenta de que se va haciendo vieja progresivamente. Es algo que viene paulatinamente y en una mente sana se toma como algo normal de la edad”.

Las psicólogas aclaran que se hace una asociación equivocada de la vejez con la decrepitud, cuando no hay ninguna necesidad de que así sea. Puede haber personas que envejezcan a partir de patologías sobrevenidas, pero también hay otras que envejecen con muy buena salud.

“Existe la idea extendida de que ser mayor es sinónimo de dependencia, de ser un estorbo o de no ser útil”, explica la profesora de psicología de la Universidad de Barcelona Montse Celdrán. «Por eso es muy complicado que alguien reconozca que es mayor y no pasa nada».

Celdrán pone sobre la mesa la división entre las personas mayores que han quedado satisfechas con cómo han vivido su vida y las que creen que no la han aprovechado lo suficiente. “Si tienes esta idea integrativa te sientes mejor contigo mismo, tienes menos miedo a la muerte… pero si no lo sabes integrar bien comienza la desesperanza e intentas recuperar el tiempo perdido, quizás a raíz de alguna muerte cercana. Es entonces cuando les entra la inquietud para dejar temas cerrados ”.

Con información de LA VANGUARDIA

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