Con lágrimas, Obama anuncia más reglas para control de armas


WASHINGTON.- Con lágrimas que le rodaban por las mejillas, el presidente Barack Obama lanzó el martes una nueva ofensiva para restringir las ventas de armas, recurriendo en su último año en el cargo a sus facultades ejecutivas ante la falta de acción por el Congreso.

El mandatario asumió un tono enérgico al anunciar su plan para que se amplíen las revisiones de antecedentes y se adopten otras medidas que han provocado consternación entre los grupos defensores del derecho a la posesión de armas, a los que Obama acusó de convertir al Congreso en su rehén.

También fue patente la extrema frustración de Obama por haber logrado pocos avances en el control de armas desde la matanza de 20 alumnos de primer grado en Connecticut hace más de tres años.

"Niños de primer grado", lamentó Obama mientras descansaba su barbilla sobre su mano y se enjugaba las lágrimas y recordaba la matanza ocurrida en 2012 en la escuela primaria Sandy Hook. "Me enfado cada vez que pienso en esos niños", agregó.

El plan de 10 puntos de Obama puso de relieve que el mandatario ha reconocido que ha tenido que hacer concesiones: Dejará el cargo sin garantizar la aprobación de nuevas leyes sobre el control de armas que él ha implorado reiterada y desesperadamente al Congreso.

Aunque Obama puede actuar unilateralmente y adoptar medidas en el ámbito de sus facultades, sólo el Congreso tiene la capacidad para decretar cambios profundos que —a decir de quienes propugnan mayores controles a las armas— son la única vía para reducir la frecuencia de las matanzas.

"No sucederá de la noche a la mañana", declaró Obama. "No sucederá durante este Congreso. No sucederá durante mi presidencia". Pero "muchas cosas no suceden de la noche a la mañana", afirmó el presidente en tono optimista.

La National Rifle Association, el principal grupo que defiende el derecho a la compra y tenencia de armas en Estados Unidos, censuró con severidad el plan de Obama y afirmó que "propiciaría abusos", aunque no especificó qué medidas adoptaría, si es que lo hace, en su intento para enfrentar o bloquear las medidas.

Incluso el senador Joe Manchin, demócrata y poseedor de un arma que coescribió la iniciativa bipartidista que Obama apoyó en 2013, censuró el proceder del mandatario.

"En vez de adoptar medidas ejecutivas unilaterales, el presidente debería trabajar con el Congreso y el pueblo estadounidense, tal como yo siempre lo he hecho, para aprobar las propuestas que él anunció este día", declaró Manchin.

La parte central del plan de Obama constituye un intento por angostar el vacío legal que exime de las revisiones de antecedentes en las ventas de armas a los vendedores que no sean distribuidores con licencia federal.

Bajo la nueva "directiva" federal, el gobierno aclara que incluso quienes vendan sólo algunas armas en exposiciones, mercados de pulgas o en internet pueden ser considerados distribuidores y están obligados a verificar los antecedentes de los posibles compradores.

Las medidas anunciadas por Obama fueron recibidas con una predecible división partidista.

Los precandidatos presidenciales demócratas Hillary Clinton y Bernie Sanders elogiaron al presidente y se comprometieron a seguir tomando medidas similares si llegan a la Casa Blanca. El campo republicano formó un coro de voces que prometieron anular todo el paquete. El precandidato presidencial Marco Rubio acusó a Obama de estar "obsesionado con socavar la Segunda Enmienda".

"En lugar de enfocarse en los criminales y los terroristas, se enfoca en los ciudadanos, la mayoría de los cuales son respetuosos de la ley", dijo Ryan. "Sus palabras y acciones equivalen a cierta intimidación que atenta contra la libertad". (FUENTE: Elnuevoherald.com)
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