VALENCIA. Un estudio internacional ha concluido que las diferencias de envejecimiento entre sexos, un fenómeno muy extendido en la naturaleza, podría deberse al efecto protector de tener dos copias del cromosoma sexual X.
El trabajo, realizado por el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de Valencia (este de España) y la Universidad de Oxford y publicado en la revista Biology Letters, ha analizado el envejecimiento en machos y hembras de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) sometidos a distintos grados de endogamia para estudiar la hipótesis del cromosoma X desguarnecido para explicar por qué lo sexos envejecen a distintas velocidades.
Según Pau Carazo, de la Universidad de Valencia, “las diferencias de envejecimiento entre los sexos pueden deberse en parte a que la acumulación de mutaciones a lo largo de la vida (o de generación en generación) afecta de forma más acusada al sexo que sólo dispone de una copia de los cromosomas sexuales, al que llamamos heterogamético”.
Este sería, según este estudio, el caso de los machos XY en los mamíferos, incluidos los seres humanos.
¿Por qué mujeres y hombres envejecen de manera distinta?
“Estos resultados encajan con la hipótesis del cromosoma X desguarnecido y sugieren que este supuesto podría resultar fundamental para entender por qué los sexos envejecen de forma distinta” “Si este efecto de guarda explica las diferencias en el envejecimiento entre los sexos, lo que esperaríamos es que la endogamia afectase más al envejecimiento del sexo homogamético (que tiene dos cromosomas iguales) que al heterogamético (cromosomas distintos), ya que el segundo siempre está desguarnecido, mientras que el primero solo está protegido cuando las dos copias de su cromosoma X son distintas (cuando no hay endogamia)”, indicó Carazo.
En el grupo de población de moscas Drosophila, los científicos hicieron desaparecer las diferencias de envejecimiento entre los sexos homogeneizando las dos copias de un mismo cromosoma (por ejemplo, provocando que tengan las mismas copias de cada gen), de esta forma desapareció el efecto protector del segundo cromosoma X en el sexo homogamético.
La razón es que gran parte de las mutaciones que aparecen en el ADN son recesivas, es decir que únicamente se expresan, y por tanto solo resultan dañinas, cuando un individuo tiene la misma mutación en las dos copias de un cromosoma.
Por tanto, tener dos copias de un mismo cromosoma protege frente a la expresión de las mutaciones recesivas, porque la presencia de una mutación en solo uno de los cromosomas no tendría consecuencias.
Sin embargo, disponer únicamente de una copia del cromosoma sexual (por ejemplo los hombres, que solo disponen de un cromosoma X), supondría que cualquier mutación recesiva se expresase incondicionalmente.
Este trabajo ha sido financiado con el apoyo del programa Marie Curie FP7, del Gobierno de España, así como por la Biological Sciences Research Council del Reino Unido.
EFE